Autoras/es
Marcos López Mangisch
Lionel Gamarra
Nicolás Chipana
Resumen
Adentrados en un nuevo siglo, a sabiendas de los viejos paradigmas regionales y mundiales caducos, de nuestra realidad social, económica y política. Todo indica la degradación del desarrollo económico; dando por tierra las viejas teorías del estructuralismo o del neoestructuralismo de la CEPAL, así como también el Libre Comercio propiciado en los grandes foros mundiales para nuestros países en vías de desarrollo. Ya se ha comprobado que ninguna de ellas ha suplido las necesidades básicas de cualquier estado. El estancamiento social y económico de América Latina es un lamentable síntoma de ello.
Es así que desde los centros de poder se ha elaborado una forma de dominio mundial sutil, la más efectiva que han conocido los tiempos que es, el imperialismo cultural. Con esta notoria duplicidad han actuado los Estados desarrollados que siguen difundiendo ideologías como fundamento del origen de las riquezas de las naciones, provengan de izquierda o de derecha, liberales y socialista, las cuales aluden a principios y teorías falsas y contrarias a lo que han hecho en realidad, para llevar a cabo sus desarrollos económicos respectivos.
Es por eso que nuestra nueva Teoría Económica del Desarrollo para los PED (Siglo XXI), alude a principios políticos porque sería pecar de ingenuo, no poder reconocer que las medidas económicas son tomadas por los políticos que manejan, para bien o mal, los estados. Consecuentemente nuestros análisis surgen del aspecto y conocimiento de las Relaciones Internacionales como disciplina moderna y por ende superadora entre las disciplinas sociales. Asimismo, nuestra Teoría alude a principios culturales básicos, porque cualquier doctrina o teoría está situada en un espacio determinado, en nuestro caso Argentina y Latinoamérica y por ende, se circunscribe a nuestra región, que se caracteriza por una misma identidad, una misma idiosincrasia, una misma historia, un mismo devenir político, prácticamente un mismo idioma, una misma formación espiritual, una misma misión histórica, un mismo nivel de informalidad que traba el desarrollo de nuestros pueblos.