Autoras/es
Schujman, Mario
Universidad Nacional de Rosario (UNR); Presidente de la Asociación Iberoamericana de Derecho Cooperativo, Mutual y de la Economía Social y Solidaria. Co-director de la Maestría en Entidades de la Economía Social de la UNR. Docente de postgrado y conferencista en diversas Universidades Latinoamericanas. Autor de numerosos libros.
Iturraspe, Francisco
Universidad Nacional de Rosario (UNR); Doctor en Ciencias mención Derecho por la Universidad Central de Venezuela. Asesor de organizaciones sindicales y de economía social en Argentina, Perú y Venezuela. Investigador de la Universidad Nacional de Rosario. Miembro del Comité Académico de la Maestría en Entidades de la Economía Social de la UNR.
Maidana, Daniel
Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS); Licenciado en Sistemas y Magister en Economía Social. Investigador de Economía Social y Solidaria. Miembro coordinador de la Red Universitaria de Economía Social Solidaria. Editor de la Revista Otra Economía.
Resumen
Los avances científicos y tecnológicos aplicados a la producción de bienes y servicios permiten prescindir progresivamente del trabajo vivo en muchas ramas de la producción, habilitando su sustitución por robots o computadoras. Se trata de una transición hacia nuevas formas económicas que obligan a repensar el concepto mismo de lo que llamamos “trabajo”, reconociendo la existencia de sus diferentes formas, sin reducirlas al modo “empleo asalariado en relación de dependencia”.
Simultáneamente deberá repensarse la idea de “lo común”, no solo en materia de bienes y servicios, sino también de intangibles como el conocimiento.
En esta transición resulta fundamental la centralidad de los derechos humanos, evitando que los “cambios tecnológicos” sean utilizados como pretexto para vulnerar derechos. La precarización laboral no es un “daño colateral” inevitable del “progreso”: es apenas un modo posible (regresivo e injusto) de resolución de la crisis del empleo.
Asumimos como trabajadores/as a todas aquellas personas que dependen para vivir de la realización de sus capacidades de trabajo (Coraggio), ya sea como mercancía -a cambio de un salario- o asumiendo otras formas. Pero además, esa fuerza de trabajo puede ser realizada en el presente, pero también pudo haber sido realizada en el pasado y asumir actualmente la forma de una retribución previsional en el marco del sistema de seguridad social.
Es precisamente en este campo de la seguridad social donde emergen las primeras disputas de esta transición entre la lógica del mercado y la lógica de los derechos humanos.
Esto requiere avanzar en el reconocimiento -social, jurídico e institucional- de actividades usualmente no remuneradas como el trabajo doméstico y el cuidado de personas (niños, ancianos, enfermos), lo que no significará la desaparición del salario, sino el reconocimiento de una pluralidad de formas de trabajo, modos de retribución y distribución del ingreso y de la riqueza socialmente producida.