Por Guillermina Mendy y Mariana Moricz
Docentes de la Comisión San Fernando 2
Vicente López, 14 de octubre de 2011
De la misma manera que ustedes escribieron su carta, nos gustó la idea de escribirles a ustedes nuestras sensaciones, aprendizajes, vivencias en este proceso, para completar ese “ida y vuelta” necesario para la construcción colectiva.
A pesar de nuestro rol distinto como docentes o facilitadoras del aprendizaje, nos sentimos tan parte del grupo como cada unx de ustedes, y percibimos cómo en todo este año fuimos cambiando, creciendo, entrando en confianza y enriqueciendo, cosas imposible de lograr sin el esfuerzo y compromiso de todxs.
Mirando para atrás, recordamos aquel primer encuentro en Quilmes, en los inicio de las materias del Diploma, donde vimos caras conocidas y otras no tanto, en donde el grupo no era todavía un grupo, en donde el rol del orientador era un apenas un signo de pregunta, y donde la Economía Social y Solidaria era para la mayoría poco más que el título del Diploma.
Hoy, a pocas semanas de que concluya el Diploma y que lxs orientadorxs se conviertan en “Operadores Socio-educativos”, vemos cuánto camino que hemos recorrido… Vemos un grupo consolidado, que empieza a ponerle nombre a sus propias prácticas y a los procesos en los que está inserto. Vemos cómo la reflexión histórica se apropió de la mirada que tenemos de nosotrxs mismxs, nuestra historia de trabajo, nuestro lugar en la sociedad… Y también, cómo nos proyectamos a futuro.
Creemos que esta experiencia nos cambió a todxs nuestra perspectiva y mirada sobre la sociedad que queremos y nuestro rol en ese proceso. Y en este cambio, pudimos notar que lograron adquirir una mirada crítica de la realidad, pudiendo visualizar, en este arduo camino de construcción de la sociedad que queremos, los desafíos y obstáculos que se cruzarán. Desafíos que en su rol de referentes, dirigentes, militantes del territorio, del proyecto nacional y, sobre todo, de la Economía Social y Solidaria, deberán sortear. Y pensando en esta nueva sociedad, en que otra economía es posible, fueron pensándose como actores de esta construcción colectiva, y así comenzaron a visualizar la posibilidad de autonomía, de poder ser dueñxs de su propio trabajo, de autogestionar su trabajo.
Por último, pero no por eso menos importante, otro aprendizaje que queremos destacar es cómo, con el paso de los encuentros, fueron dejando de escucharse tantos “no”, “no se puede”, “no podemos”, “no nos reconocen”, y se empezaron a escuchar más “si”, “algo está pasando”, “hicimos algo”, “me escucharon en la cooperativa”, “pude hablar”, “me pidieron ayuda”, “si se puede”, “si podemos” . Y en este transitar del “no” al “sí”, fueron construyendo su rol de orientadores, creando y disputando su sentido, “ocupando espacios”.
Ahora, después de un año de trabajo, esfuerzo y compromiso, podemos afirmar que lxs orientadorxs de Tigre y San Fernando cargan en su gran mochila de herramientas y experiencias, una nueva: La Diplo. ¡Felicitaciones compañerxs!
Antes de despedirnos, y para continuar en este camino con alegría, les dejamos unas palabras de Eduardo Galeano:
“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con una luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran no queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quién se acerca, se enciende.”
Eduardo Galeano.
Con todo el afecto,
Guille y Mariana