24 de Marzo día de la Memoria

Un cuento de Aparecidos.  Por Stella Maris Berón en Jose C. Paz del DOSSES.

Cuentan las voces del aire, del viento, de los ríos, de los arboles añosos, de la pachamama, que no hace mucho tiempo, cuando la gente se reunía, a la luz de la vela, o mejor junto a algún fogón, sentados en circulo, aparecía algún relato, historia, donde se hablaba de “aparecidos”, atribuyendo esta propiedad a relatos sobre aquellos seres que no estaban presentes, pero que nunca se habían ido del todo, andaban por allí, rondando, mostrándose, compartiendo desde algún lugar, como esperando a ser convocados. Generaba inquietud, incomodidad, algo de temor, pero siempre dejaban un mensaje, una enseñanza, algo para aprender, porque tenían relación con nuestra vida misma.

Y algo de esto nos pasó a nosotros, docentes y estudiantes, este grupo humano, el 24 de marzo, ahí en un aula de J.C. Paz, que reunidos en círculo, con una diplomatura construida, con el fuego del compromiso, de las ganas de compartir utopías, nos propusimos convocar a La Memoria.

Y allí surgieron, comenzaron a aparecer, a desfilar ante nuestros recuerdos, traídos por nuestras voces, aquellos seres queridos arrancados de nuestro lado, por ser militantes, por luchar contra injusticias, por enfrentarse a los poderosos de turno, por intentar un mundo mejor, pero también otros indefensos, robados al nacer, madres y padres que luchan y esperan, hermanas que mueren de dolor, tías que siguen buscando, abuelos que no olvidarán y transmiten las historias. También los relatos de quienes oían desde la panza de su madre, que había que salir con documentos, que el fútbol se lo comió todo, que los falcons verdes portaban horror, que el no te metas instaló la indiferencia, que se transformó en complicidad.
Si, como en todo relato de aparecidos, se sintió el dolor, el terror, el espanto. Pero también aparecieron con mucha fuerza, aquello que la memoria “pincha hasta vencer” que son las ganas de comprometerse para que Nunca Más lo permitamos, con el ejemplo de lucha de las Madres de Plaza de Mayo, con una mirada de esperanza en el futuro, a partir de la siembra de justicia, de igualdad de posibilidades, de estar unidos, de no callar, de no ser indiferentes, del trabajo día a día sostenido junto a otros, organizándonos, aprendiendo, enseñando a las nuevas generaciones que la libertad se gana con el compromiso de todos y cada uno. Con la emoción de saber que estos son nuestros tiempos.
De esta manera, el día lluvioso fue tiñéndose de los colores que portaban las emociones, las sensaciones, las lágrimas tímidas y los abrazos cálidos, y quizá esa frase que invita a la reflexión, que nos dejó un grupo de jóvenes: que la buena elección de hoy, sea la garantía de nuestro mañana.
“podrán arrasar el jardín, pero no podrán detener la primavera”.
Gracias por este día en que la Memoria nos hizo “aparecer”.

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